"Incluso en los tiempos oscuros tenemos el derecho a esperar una iluminación."
-Hannah Arendt. Hombres en tiempos de oscuridad
Este ensayo revisa el liberalismo usando la mentira en política como eje temático. Para ello se repasarán dos textos de Hannah Arendt; Truth and politics (1967) y Lying in politics: reflections on the pentagon papers (1971), respectivamente[1].
La escogencia de Arendt tiene dos motivaciones, la primera es su cercanía al pensamiento de Kant[2] quien ofrece un agudo contraste con buena parte del pensamiento liberal en cuanto a mentir se refiere —es al margen de Kant donde tiene sentido una discusión sobre la mentira en política— y el que los dos textos en cuestión se refieren a ese epítome de la democracia liberal que encarnan los Estados Unidos. El objetivo del ensayo se cumplirá mediante la actualización de los siguientes conceptos: 1) la mentira organizada, 2) la relación entre mentira en política y violencia, 3) la opinión como forma de la mentira en política, respectivamente.
La misma Arendt indica cómo la reflexión sobre la mentira hunde sus raíces en el origen de la filosofía política, aquí se resalta el tránsito del ideal republicano que sostiene que la mentira en política daña la república, y del que Arendt se hace eco, su cambio radical cuando Maquiavelo sugiere mentir al príncipe aunque con el objeto de salvaguardar la república y por último la respuesta liberal que enmarcada en metáforas como la del Siglo de las luces o la Ilustración pareciera rechazar la mentira en política.
Antes, en la elocuencia latina el discurso es verdadero por su intrínseca capacidad de convicción, pero además por la dignidad de quien lo emitía. Hoy la verdad del discurso es inaprensible porque además que el único criterio para otorgar veracidad al discurso político hoy sea plebiscitario —el número de visitas a un video o de likes en una red social, por ejemplo—, la naturaleza de la vida política lo impone como en pocos momentos antes de la historia.
Dentro de este contexto se considera pertinente repasar las definiciones que se usarán en el texto. El primero es el concepto de verdad, esta no es la verdad formal o verdad racional que se expresa matemática, científica o filosóficamente, sino la verdad fáctica o política.
Para Kant en Sobre un presunto derecho de mentir por filantropía, la definición de mentira es la de una declaración intencionadamente falsa que intrínsecamente perjudica a otro. En este ensayo se excluye la intencionalidad porque se argumenta que precisamente en ese rasgo se encuentra la diferencia entre el momento en el que Arendt escribió sus ensayos estudiados aquí y el momento actual, a saber; una buena parte de la sociedad posmoderna miente en política sin considerar que está mintiendo.
Se continua con la mentira organizada, que es una mentira estructurada, resultado de una particular configuración del poder en la que dos tipos específicos de actores; resuelve problemas profesionales y relacionistas públicos (en el lenguaje de Arendt), configuran una burbuja que puede aislar al funcionario electo al tiempo que le impide enterarse de la verdad fáctica.
Las siguientes dos definiciones no están presentes en el trabajo de Arendt, pero en este ensayo se consideran una actualización de los conceptos de mentira en política tratados en él; estas son posverdad y fake news, respectivamente. La primera, un neologismo —acuñado originalmente en 2004—, adquirió el significado con el que se la usará aquí recientemente: «circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal» (citado en Amón, 2016: s/n). La definición de la segunda encaja en lo que Arendt llama mentira mendaz y que es la amenaza específica de la verdad fáctica o política. Lo cierto es que una fake new corresponde casi exactamente con la definición de propaganda.
I. LA MENTIRA ORGANIZADA
Arendt reitera una concepción de la mentira organizada en política que en este trabajo se considera no válida cuando afirma que «el relacionista público encuentra su única limitación cuando descubre que la misma persona que tal vez puede ser ‘manipulada’ para comprar cierta clase de jabón no puede ser manipulada para (…) comprar opiniones y puntos de vista políticos» (1971, s/n), la afirmación luce ingenua incluso en el año en el que fue emitida, pero lo es aún más hoy cuando el mercadeo político y la publicidad son virtualmente indiscernibles en su capacidad de transformar al elector en un consumidor de comunicación política.
En la consideración de la política como teatro debe incluirse esa alusión de Arendt de que la mentira en política es más plausible porque el mentiroso sabe de antemano qué espera la audiencia. Arendt explica de seguidas que la limitación del relacionista público se subsana con el uso del garrote de la táctica de la zanahoria y el garrote, pero lo que la política actual muestra, en un ejercicio que hermana en buena medida a las democracias liberales, los regímenes híbridos y las dictaduras, es la persuasión trocada en manipulación que es bienvenida por la masa.
El otro medio por el que se ejerce la mentira organizada es el del resuelve problemas profesional, echar mano de este permite exponer el seminal cambio de un rasgo de las democracias liberales en la actualidad: la representación política. En las sociedades postmodernas no solo se elige a un representante para que legisle o decida sobre los asuntos públicos; se le elige para que sea él quien conozca, quien entienda esos asuntos, mientras el ciudadano renuncia a esa comprensión, lo paradójico es que ante la complejidad de los asuntos públicos el representante renuncia a entenderlos dejando que sea el asesor quien lo haga.
Hauke Brunkhorst (2006), en su ensayo La política de la mentira organizada sobre los textos estudiados aquí, hace un paralelismo entre los Papeles del Pentágono y la guerra de Vietnam por una parte y el fraude de las armas de destrucción masiva y la guerra en Iraq de 2003 por la otra; usa estos acontecimientos para mostrar cómo la noción de mentira organizada de Arendt está presente más de 30 años después en el seno de los Estados Unidos, sin embargo el profesor Brunkhorst no parece advertir en su crítica a los gobiernos republicanos que la respuesta de la sociedad estadounidense dista mucho de ser la misma en 2003 de lo que fue en 1971, el paralelismo se agota en las características de los casos: ambos constituyeron engaños que justificaron guerras que no podían ganarse, pero difieren en sus efectos de tal forma que permiten afirmar que hay una modificación de la sociedad porque mientras los Papeles del Pentágono produjeron el clima de opinión que junto a Watergate hará que Nixon renuncie, la mentira de las armas de destrucción masiva e incluso el fiasco de la guerra que comenzaba a perfilarse luego de las primera dos batallas de Faluya entre abril y noviembre de 2004, no afectaron la reelección de Bush hijo.
II. LA MENTIRA EN POLÍTICA COMO GENERADORA DE VIOLENCIA
En principio, la mentira en política no está reñida con la razón porque los hechos pudieron haber ocurrido como el mentiroso dice, pero en la modernidad tardía la mentira en política comienza a contradecir la razón, esto entronca con la definición de verdad política: esta es lo que no podemos cambiar (Arendt, 1967: s/n) ya que ofrece una curiosa contradicción con una autora que como ella, trató el totalitarismo de la forma singular y esclarecedora en la que lo hizo; Arendt afirma que la verdad factual nunca puede estar tan segura como la verdad matemática que se expresa en la suma 2+2= 4. Que la verdad factual sea más frágil que la verdad racional es un lugar común en comunicación política, pero la seguridad que le adjudica a esta última tiene un matiz que no considera en el texto estudiado; sí, la realidad termina derrotando al mentiroso, pero cada vez vemos más como sistemas políticos se basan en el hecho de que sociedades enteras eligen ignorar esa derrota.
III. LA OPINIÓN COMO FORMA DE LA MENTIRA EN POLÍTICA
Es en este apartado donde se insertan las nociones de posverdad y fake news en el contexto de una actualización que debe tomar en cuenta asuntos como la representación política en la era digital y la migración de los medios de comunicación a esta plataforma. Uno de los puntos a considerar es el del sesgo de los medios digitales que se deriva de la misma configuración de la red como un ecosistema de nichos en el que la información está tan fragmentada que es como si existiese una versión de la realidad para cada parcela en la que pueda dividirse a la humanidad, pero que además se ha erigido gracias a los algoritmos de búsqueda en un eficaz aislador de la realidad que lleva al internauta solo los contenidos que sus hábitos de búsqueda dictan.
El mercadeo político considera que degradar el registro de la realidad dirigiendo un discurso infantilizado a adultos era una táctica política pertinente, algo que resultó ser cierto, pero contra la afirmación casi automática de que es una táctica del poder cabría sugerir la posibilidad de que el poder le está hablando a la masa con los medios y de la forma que esta entiende presentándole la representación de la realidad que le es propia en la era digital de supremacía de la opinión por encima de los hechos, ergo; no cabría ni siquiera hablar de engaño. Una posibilidad adicional es que el poder también comparta esa representación, así, sería una sociedad en la que nadie miente: todos dentro de la cueva de Platón.
En este ensayo se ha presentado un esbozo del tránsito de la verdad absoluta kantiana a la posverdad como negación total de la verdad en política. De una forma que no tiene parangón, en la modernidad tardía la mentira en política deja de ser en buena medida un instrumento por medio del cual el poderoso manipula a la sociedad, para convertirse en un atributo de la sociedad toda.
No hay forma hoy de que la verdad factual, vale decir política, esté garantizada. Ya no es un valor político porque el liberalismo la haya instrumentalizado, sino porque la política en este momento consiste en construir una versión alterna de la verdad factual. Esto es lo que signa el auge del populismo/fascismo y el retroceso de la democracia hoy.
REFERENCIAS:
Amón, R. (17 de noviembre de 2016). “‘Posverdad’, palabra del año”. En El País. Recuperado de: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/16/actualidad/1479316268_308549.html [Consulta: julio de 2018].
Arendt, H. (25 de febrero de 1967). “Truth and politics”. Recuperado de: https://idanlandau.files.wordpress.com/2014/12/arendt-truth-and-politics.pdf [Consulta: mayo de 2018].
__________ (18 de noviembre de 1971). “Lying in Politics: Reflections on The
Pentagon Papers”. The New York Review of Books. Recuperado de: http://www.nybooks.com/articles/1971/11/18/lying-in-politics-reflections-on-the-pentagon-pape/ [Consulta: mayo de 2018].
Brunkhorst, H. (11 y 18 de noviembre de 2006). “La política de la mentira organizada”. En Papel Literario de El Nacional, p. 4.
[1] Estos ensayos publicados originalmente en The New Yorker y en The New York Review of Books, respectivamente, luego ambos fueron recogidos en el volumen Verdad y mentira en la política de 1972. Además, Truth and politics fue publicado en diversas compilaciones de ensayos en inglés.
[2] Aunque no pensado para publicarse, Conferencias sobre la filosofía política de Kant (1982), editado póstumamente, es una muestra, entre varias, de esta afirmación.
HÉCTOR JIMÉNEZ ESCLUSA
Profesor asistente en el área socio-filosófica del
Departamento de Componente Docente en la Universidad Experimental Libertador. Instituto
Pedagógico de Maracay
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