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caracas crítica

Bertrand Russel y las causas de la infelicidad en los tiempos modernos

Actualizado: 27 mar 2021

La reflexión filosófica para muchos puede significar la sobreexposición de ideas que hacen más ardua y pesada la existencia. Sin embargo, Bertrand Russell nos demuestra en su obra, La conquista de la felicidad, cómo el razonamiento lógico y filosófico puede servir de arma para sobrellevar la cotidianidad y alcanzar la felicidad.


Por: María Victoria Salcedo


Bertrand Russell, filósofo inglés del siglo XX, consideraba que la infelicidad, en su mayoría, escapaba del control individual, ya que era provocada por factores externos. Sin embargo, también creía que existían formas de combatir estos fenómenos y acercarse progresivamente a la tan codiciada felicidad. Antes de mencionar estos mecanismos de combate, es necesario conocer primero aquello que genera miseria y tristeza en el ser humano.

Su obra, La conquista de la felicidad, se divide en dos partes; siendo la primera una serie de capítulos dedicados a los motivos de desdicha en la vida humana y la segunda a las causas de felicidad, aquellos factores de la vida por los que vale la pena seguir luchando diariamente. Conforme a lo percibido por el autor, algunos motivos de desdicha en la humanidad son: la competencia, el aburrimiento, la excitación, la fatiga y la envidia.


En primer lugar, la competencia constituye un motivo de infelicidad en el ser humano porque, según Russell, más allá de ser una “lucha por la vida”, es en realidad una lucha por el éxito. Algo que inicialmente representaba la preservación individual y la supervivencia, se ha transformado en los tiempos modernos en un enfrentamiento donde prevalece la avaricia y un tipo de utilitarismo propio de la sociedad industrial.


Por mi parte, lo que me gustaría obtener del dinero es tiempo libre y seguridad. Pero lo que quiere obtener el típico hombre moderno es más dinero, con vistas a la ostentación, el esplendor y el eclipsamiento de los que hasta ahora han sido sus iguales. (Russell, 1930. p. 32).

El autor explica en su obra cómo la competencia genera un ambiente individualista en la sociedad, donde la inteligencia se mide según la cantidad de ingresos que tenga un individuo. Esto ocasiona una sensación de presión constante en las personas. “La raíz del problema está en la excesiva importancia que se da al éxito competitivo como principal fuente de felicidad.” (Russell, 1930. p. 33).Por esta razón es necesario ver el éxito como uno más de los tantos factores que componen a la felicidad, y no como el más importante, del que se debe depender totalmente. La solución ante esta desgracia que acapara la vida contemporánea es “reconocer la importancia del disfrute sano y tranquilo en un ideal de vida equilibrado.” (Russell, 1930. p. 36). Esto quiere decir incentivar la búsqueda de ambientes libres de rivalidad, donde se pueda evidenciar una convivencia enfocada en el disfrute y no en la obtención de riquezas.


En segundo lugar, se encuentran el aburrimiento y la excitación; dos opuestos que, llevados al exceso, pueden tener el mismo efecto desgraciado en la mente humana, pero que sin embargo son necesarios en cierta medida para sobrellevar la cotidianidad. Se define al aburrimiento como aquella condición en la que las facultades de una persona no están siendo explotadas ni ocupadas en algo (Russell, 1930. p. 37). Mientras tanto, la excitación es aquello que busca el ser humano cuando está agotado del aburrimiento; la ocupación extrema de sus facultades en una situación embriagadora de adrenalina. Para el hombre, en algún momento fue la caza y posteriormente la guerra. No obstante, los tiempos actuales han hecho más trabajoso el encontrar situaciones de verdadera excitación, cuestión que es indispensable para que el ser humano pueda drenar sus estímulos y manifestaciones naturales.


La solución a estos dos factores de la cotidianidad humana está en enseñar desde la infancia la importancia de saber vivir en equilibrio con ambas sensaciones, pues no se puede llevar una vida llena de excitación porque genera agotamiento, pero tampoco se puede vivir sumergido en el aburrimiento porque conlleva a la depresión. La clave está en aceptar que, para evitar el exceso de excitación, hay que estar dispuestos a soportar cierto grado de aburrimiento. Así como también es obligatorio darse cuenta que la administración correcta del aburrimiento puede incentivar en el ser humano reflexiones constructivas e ideas innovadoras. “Así pues, para llevar una vida feliz es imprescindible cierta capacidad de aguantar el aburrimiento...” (Russell, 1930. p. 40).


Como tercer factor está la fatiga que, según Bertrand, cuando no es excesiva logra entonces cooperar con la felicidad, ya que “provoca sueño profundo y buen apetito, y añade atractivo a los placeres posibles en los días de fiesta.” (Russell, 1930. p. 44). Al mismo tiempo, al igual que todas las razones anteriores, poseerla en exceso termina siendo algo totalmente nocivo. Para los tiempos modernos, el pensador inglés decide denominar “fatiga nerviosa” a aquel cansancio mental que arropa a la mayoría de personas envueltas en constantes situaciones de estrés laboral, económico y social.


La solución que da Russell a la fatiga nerviosa es la disciplina mental, concepto creado por él mismo para definir la capacidad de controlar los pensamientos propios y tener una “mente ordenada”. Esto quiere decir saber cuándo es realmente necesario pensar en un problema. Según el filósofo, sólo se debe pensar en un problema cuando llega el momento de hacerle frente, el resto del tiempo en el que se piensa es una causa de agotamiento innecesaria. Siempre hay un momento adecuado para pensar las cosas.


Por otro lado, es importante reducir, a través de nuestro razonamiento, la importancia que se le da a aquellos pensamientos que causan ansiedad; entendiendo que no todo lo que se hace es tan importante como pensamos y que las acciones de cualquier ser humano constituyen una parte insignificante del universo. Por lo tanto, las consecuencias de nuestras acciones nunca tendrán un efecto tan grave y determinante como el que suponemos cuando estamos bajo los efectos de la ansiedad.


Por último, la cuarta razón de miseria humana se ve reflejada en la envidia, pues es una de las emociones más fuertes, tanto en adultos como en niños. Considerada por muchos filósofos como una de las pasiones más intensas de la naturaleza humana. Sin embargo, existe un sentimiento que puede compensar perfectamente el resentimiento y los demás males que causa la envidia: la admiración. “la envidia es un tipo de vicio en parte moral y en parte intelectual, que consiste en no ver nunca las cosas tal como son, sino en relación con otras.” (Russell, 1930. p. 55). Para Russell, una de las mejores claves para aumentar la felicidad humana es procurar sentir más admiración por las personas y menos envidia, esto quiere decir transformar una por la otra.

La felicidad ha sido vista siempre como un objeto de debate y reflexión filosófica, pues alcanzarla y disfrutarla es un deseo insaciable en todo ser humano, independientemente de su contexto social, grado de inteligencia o circunstancias externas. Luego de mencionar y resumir algunas de las causas de miseria en la sociedad moderna, es válido rescatar algunos pensamientos que el mismo filósofo inglés busca reflejar en su obra. Ser feliz no depende solamente de circunstancias externas, sino también de uno mismo, por lo que está al alcance de todos, siempre y cuando dirijas tus pasiones e intereses hacia afuera y no hacia adentro. “Casi nadie es capaz de ser feliz en una cárcel, y las pasiones que nos encierran en nosotros mismos constituyen uno de los peores tipos de cárcel.” (Russell, 1930. p. 148). Hay que tener siempre presente que la infelicidad surge cuando existe una disgregación entre el yo y el inconsciente, para acabar con dicha desintegración deben estar en armonía los intereses individuales con el bienestar de la sociedad; aquel que sepa disfrutar del entusiasmo que le ofrece el mundo y defender las alegrías que trae, es el que podrá presumir de una auténtica felicidad.



Referencias bibliográficas:


-Russell, B (1930). La conquista de la felicidad. [Libro PDF]. Random House Mondadori, S. A. Barcelona, España.

 


María Victoria Salsedo (2000)


Estudiante de doble titulación: Estudios Liberales y Derecho en la Universidad Metropolitana (UNIMET).

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