En un mundo tan tecnológicamente dependiente como el actual es natural que se planteen cosas como la fusión entre la naturaleza y la tecnología. El ser humano, siempre en busca de mejorarse, trata de aliarse con esta última y usarla a su favor para ir más allá de lo que ha logrado hasta ahora. En el marco de esta idea nace el transhumanismo. Así que, por la posibilidad de una fusión hombre-máquina, los seres humanos debemos plantearnos una serie de consideraciones de manera que podamos entender frente a qué estamos.
Por: Marielvin Blanco
El transhumanismo es una corriente de pensamiento que busca y afirma la posibilidad de la mejora humana a partir de la tecnología. Los transhumanistas afirman que la condición humana no es una constante, sino que puede ser alterada (Bostrom, 1998), y a partir de esta alteración pretenden un futuro feliz sin sufrimiento alguno en el que el humano ya no sea humano sino posthumano, una humanidad feliz e inmortal.
De esta manera, los transhumanistas tienen como base la creencia de que la ciencia puede (y debe) resolver los problemas de la humanidad, de que la ciencia y la tecnología deben ser usadas por la humanidad para mejorar la vida, esto implica eliminación de enfermedades, anulación de las clases sociales, ruptura de dicotomías tales como hombre-máquina u hombre-mujer, aceptación de las diferencias, etc.
Los transhumanistas consideran al hombre como un proyecto fracasado, el humanismo le ha fallado a la humanidad y por eso nace el transhumanismo como forma de remediar, de recuperar al hombre, de mejorarlo, de hacerlo más fuerte y duradero.
A partir de estos postulados hay un movimiento transhumanista que podríamos denominar “cultural”, principalmente liderado por exponentes feministas, que se basa en la mejora del ser humano a partir del rompimiento de las cadenas que imponen la división de clases y el estado hetero-patriarcal. Dos grandes referentes de este movimiento son Donna Haraway y Rosi Braidotti. De la primera podemos citar su Manifiesto Cyborg publicado en 1984 donde habla de “feminismo posthumanista” y dice que su trabajo “es también un esfuerzo para contribuir a la cultura y a la teoría feminista socialista de una manera posmoderna, no naturalista, y dentro de la tradición utópica de imaginar un mundo sin géneros, sin génesis y, quizás, sin fin” (Haraway, 2016, p. 9), en esta cita podemos evidenciar el deseo por romper las normas sociales que han sido impuestas. El ideal de hombre creado en la modernidad, a saber, hombre blanco, heterosexual, europeo es lo que se pretende superar, ¿por qué tiene que ser esto un ideal? Así, Haraway utiliza la metáfora del cyborg, no perteneciente a ninguna clase, asexuado, ni siquiera completamente ser humano, y plantea, pues, tajantemente la ruptura de las cosas como las conocemos, del antropocentrismo y del biocentrismo.
El transhumanismo cultural ve a los avances de la ciencia y la tecnología como la manera en que los humanos pueden superar aquellas ataduras sociales y físicas para así poder alcanzar un ser humano (o, más precisamente, posthumano) que se haga a sí mismo a conveniencia sin nada que lo detenga.
El pensamiento de Haraway, y especialmente su exposición en Manifiesto Cyborg, es fundamental en el cyberfeminism, una corriente de pensamiento inherentemente relacionada con el transhumanismo. Los transhumanistas apoyan tantas opciones de mejora y cambio del cuerpo humano como hayan disponibles así como temas importantes para el feminismo, asuntos como el aborto, planificación familiar y la educación sexual (Munkittrick, 2012).
Esta misma línea de pensamiento la encontramos en la filósofa Rosi Braidotti, quien afirma “no soy en absoluto aficionada al humanismo y a la idea de humano que implícitamente contiene” (Braidotti, 2015, p.28). Esta autora, entonces, también parte del desdeño hacia lo considerado “humano” históricamente para luego hablar sobre la posibilidad de salir de esto y entrar al terreno de los posthumano, el humano mejorado. Hace hincapié en los supuestos históricamente aceptados y en cómo estos son simples constructos sociales, “en las políticas progresistas, los métodos del constructivismo social sostienen los intentos de desnaturalizar las diferencias sociales y de mostrar, así, su estructura contingente e históricamente determinada por el hombre” (Braidotti, 2015, p. 13), vemos claramente la teoría de la posibilidad de eliminar la vida humana como la conocemos y mejorarla, además dice “esta comprensión de las injusticias sociales, cogidas en el interior de una naturaleza determinada socialmente y variable históricamente, abre el camino al proyecto humano de resolverlas mediante políticas sociales y activismo” (Braidotti, 2015, p. 13).
Efectivamente, el transhumanismo cultural ve a los avances de la ciencia y la tecnología como la manera en que los humanos pueden superar aquellas ataduras sociales y físicas para así poder alcanzar un ser humano (o, más precisamente, posthumano) que se haga a sí mismo a conveniencia sin nada que lo detenga. Es, pues, una propuesta de solución a los problemas sociales que tanto han tomado fuerza en esta época, el feminismo, la lucha contra el racismo, los derechos de la comunidad LGBT, las identidades no binarias, etc.
Por otro lado, el transhumanismo tecnocientífico es principalmente postulado por ingenieros especializados en Inteligencia Artificial. Estos científicos pretenden modificar e incluso eliminar aquellas características genéticas que puedan hacer daño y no permitir el completo funcionamiento del ser, de esta manera, se eliminarían enfermedades y/o se cambiarían aspectos para obtener un humano con capacidades aumentadas al mezclarse con la máquina. Una de estas mejoras podrían ser las llamadas personality pills. Nick Bostrom habló acerca de la posibilidad de la creación de pastillas que pueden inhibir ciertos aspectos “indeseados” de la personalidad, como la timidez o los celos (Bostrom, 1998); de esa manera cuestiones que pueden tomar años, terapia y disciplina en controlar, pueden desaparecer con solo ingerir una pastilla.
Este transhumanismo considera al cuerpo como algo que detiene al humano, un medio imperfecto, por lo tanto, ¿por qué no cambiarlo? Se considera al humano como una fuente de almacenamiento de información de la cual el cuerpo es un factor limitante, por esto proponen la mejora del cuerpo a través de la tecnología, una manera más adecuada de estar en el medio.
De esta manera, tenemos un transhumanismo estrictamente biológico, donde se quiere o modificar los genes para obtener a este posthumano o crear sintéticamente unos genes específicos para el fin que se le quiera dar. Esta corriente de pensamiento fue principalmente impulsada por un polémico texto de Peter Sloterdijk donde, entre otras cosas, se preguntaba sobre la posibilidad de reformar genéticamente las propiedades del género, “[...] si se abre paso una futura antropotécnica orientada a la planificación explícita de las características; o si se podrá realizar y extender por todo el género humano el paso del fatalismo natal al nacimiento opcional y a la selección prenatal [...]” (Sloterdijk, 2006, p. 72), con este planteamiento se abre todo un nuevo mundo de posibilidades para cambiar todo aquello que no nos gusta. Un gran ejemplo de esto son las clínicas de fertilización, mientras algunas hacen estudios a los genes de sus donantes en busca de enfermedades, otras han incluso ofrecido poder escoger color de piel, ojos, cabello, etc.
La creación, y más aún, la autocreación de un ser humano perfecto, más fuerte, inteligente, mejorado, suena atractiva para muchos, sin embargo, hay algunas cuestiones que considerar.
Primero podríamos mencionar cómo el transhumanismo tecnocientífico siente desprecio de la humanidad, consideran que es insuficiente y que solo la tecnología puede salvarnos. Entre las opciones hombre y máquina se escoge a la máquina porque el hombre es defectuoso, de esta manera, la superación del humano lleva a una inminente deshumanización. Además, se toma como única fuente de conocimiento a la ciencia, ignorando la filosofía (aunque muchos sirviéndose de ella para argumentar sus posturas), el arte y todo aquello que tenga que ver con las humanidades, sin embargo ¿tendríamos siquiera la posibilidad de pensar estas cuestiones sin toda la tradición filosófica? Hasta ahora los medios de mejora humana se han basado en campos de estudio como la filosofía, la ética, la educación o la psicología, lo transhumano lleva la mejora al campo de la biología y la genética (Paladino, 2021).
Por lo tanto, podemos afirmar que el transhumanismo mantiene una visión pesimista acerca de la humanidad en general. Se podría argumentar a favor del carácter optimista del transhumanismo, pues cree fielmente en la superación y mejora del humano, cree que el humano no ha llegado a su “forma final” y que puede lograrlo utilizando la tecnología a su favor, sin embargo, para lograr esto es necesaria una deshumanización del mismo. Para lograr el posthumano es necesario desdeñar situaciones inherentemente humanas que son parte clave de lo que ha sido la vida hasta ahora, como las enfermedades, el dolor, ciertos estados anímicos o la muerte.
Otra consideración importante es la de quiénes podrán acceder a esta tecnología. La economía mundial es un monopolio manejado en su mayoría por hombres blancos ricos de países de Europa, Norteamérica y Asia. Así mismo, el poder político y económico se rindió frente al avance de la tecnología, utilizándola para su beneficio, por lo tanto, la unión entre la política, la economía y la tecnología es una fuente de dominio y esclavitud. El transhumanismo nace en los países más desarrollados, lógicamente, pero esto podría llevar a que la tecnología que se cree para fines transhumanistas no esté a la mano de todos, sino que más bien ayude a ampliar la brecha. En países donde las personas luchan cada día por tener acceso al agua o comida ¿cómo van a tener acceso o será una prioridad para ellos la criónica, mejora genética o personality pills? De esta forma, los únicos que podrán acceder al mejoramiento humano serán los que ya ostentan el poder, por lo tanto, la idea de eliminación de distinciones no se cumplirá.
También podemos hablar acerca de una disminución de la libertad. Antonio Diéguez menciona esto y se pregunta acerca de si la posibilidad y la libertad de que los padres escojan ciertos genes para sus hijos no supone una pérdida de la libertad más que un aumento de la misma. Por ejemplo, en vez de usar la nueva tecnología para construir un mundo pacífico sin necesidades de guerras o sin problemas medioambientales, se podrían crear nuevos seres que no se vean afectados por esto último y mejor preparados para batallar.
No podemos ser sin ser humanos, sin humanidad, sin humanidades. Podemos mejorarnos a través de las creaciones que ya conocemos, sin tener que desdeñar nuestros cuerpos, nuestros sentimientos y sufrimientos.
Ciertamente no podemos hablar de esta tecnología como algo que podría pasar, pues ya es realidad en un sentido. Hay personas que pueden criogenizarse, tenemos prótesis, utilizamos aparatos electrónicos que mejoran nuestra vida, etc. Sin embargo, podemos argumentar y discutir acerca de los pros y los contras de que esta tecnología avance hasta tal punto que nuestra humanidad se vea amenazada. ¿Qué pasa con aquellas otras cosas que hemos creado? ¿Dónde quedan el arte, la literatura, la poesía? Todas esas cosas que nos hacen sentir humanos. ¿Deberíamos renunciar a ellas en pos de alcanzar una vida más duradera y feliz? ¿Debemos dejar la sensibilidad y la belleza a las máquinas? ¿No es el sufrimiento parte de lo que llamamos vida? Son cosas que, no solo como pensadores, sino como miembros del género humano tenemos que pensar.
La posibilidad de mejorarnos es indudablemente llamativa, pero la idea de que esa mejora venga de la mano con la pérdida de la humanidad es aterradora. Somos seres que cometen errores, que sienten, que sufren, eso nos forma y nos hace quienes somos. Escribimos, creamos, lloramos, amamos, porque es nuestra manera de mejorarnos, de entendernos y de entender al otro. No deberíamos necesitar transhumanizarnos para lograr el rompimiento de los esquemas impuestos por la historia. Hemos visto, por ejemplo, grandes cambios sociales a partir de la escritura. El “no se nace mujer, se llega a serlo” de Simone de Beauvoir logró que muchas mujeres se dieran cuenta de que aquello que creían como una verdad absoluta no era más que un constructo social.
En conclusión, no podemos ser sin ser humanos, sin humanidad, sin humanidades. Podemos mejorarnos a través de las creaciones que ya conocemos, sin tener que desdeñar nuestros cuerpos, nuestros sentimientos y sufrimientos. No se trata, sin embargo, de satanizar la tecnología, sino de utilizarla sin necesidad de eliminar aquellas cosas que nos hacen quienes somos; no es reemplazar la humanidad por la tecnología, sino utilizar la tecnología para la humanidad.
Referencias
Bostrom, N. (1998). What is transhumanism? Nick Bostrom. https://nickbostrom.com/old/transhumanism
Braidotti, R. (2015). Lo Posthumano. GEDISA.
Diéguez, A. (2017, Mayo). Transhumanismo: la transformación tecnológica del ser humano [2do ciclo de conferencias de la escuela de doctorado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga] [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=4TBWt-UBLKQ&t=158s
Haraway, D. (2016). Manifiesto cyborg. Puente Aéreo Ediciones.
Munkittrick, K. (2012). On the Importance of Being a Cyborg Feminist. The Anarchist Library. https://theanarchistlibrary.org/library/kyle-munkittrick-on-the-importance-of-being-a-cyborg-feminist
Paladino, M. S. (2021). Transhumanismo. Philosophica: Enciclopedia filosófica on line. https://www.philosophica.info/voces/transhumanismo/Transhumanismo.html#More2013
Sanlés Olivares, M. (2019). El transhumanismo en 100 preguntas. Nowtilus.
Sloterdijk, P. (2000). Normas para el parque humano: una respuesta a la Carta sobre el humanismo de Heidegger. Siruela.
Marielvin Blanco
Tesista de Educación mención Filosofía en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Profesora de inglés.
Hola Marielvin
Me gustó mucho tu reflexión y me diste a conocer un poco más el tema de la transhumanización.
El ser humano es un sistema cuyos componentes deben marchar en armonía.
Excelente artículo, me parece contundente tu frase "no podemos ser sin ser humanos, sin humanidad, sin humanidades." Enhorabuena.