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caracas crítica

España, un país de naciones

Por: Leonardo J. Aristigueta



Quiero empezar el presente artículo, exposición o “extrospección” (si se permite el galicismo) aclarando que estoy lejos de ser un experto en las diferencias idiomáticas y dialectales de las distintas lenguas del mundo e incluso de la Península Ibérica, así como las culturas que la componen. Por supuesto, es importante aclarar que este tema son aguas profundas y turbias, controversiales cuando menos, puesto que no existe un consenso claro y único sobre este tema.


Apoyado en distintos estudios, ensayos y artículos, busco exponer una reflexión sobre esto de la hispanidad en un sentido amplio y no netamente castellano. A fin de cuentas, aunque el mismo castellano (o coloquialmente llamado “español”) es mi lengua materna, con la que pienso, siento y actúo, esto no impide mi interés como extranjero en la problemática hispana sobre la diversidad lingüística que existe en el país de los españoles castellanos y no-castellanos. Más allá de los aspectos políticos, económicos, geográficos y sociales, mi intención con el presente artículo —así como tantos otros— es dar un punto de vista (no necesaria ni plenamente objetivo) sobre una de las tantas temáticas que existen y abordan nuestro mundo.


Del castellano y otras lenguas españolas


Mucho se habla dentro de España que el idioma oficial del país es el castellano (globalmente conocida como “español”), y que en el mejor de los casos el catalán, el gallego e incluso el euskera —lengua más antigua que el propio “español” y el latín— serían dialectos del primer idioma, y que, como tal, no deberían ser ni relevantes ni considerados en cuenta para el funcionamiento del país en conjunto a través de las políticas públicas.


Esta problemática surge con un marcado énfasis a la hora de que los españoles castellanos, en busca de oportunidades laborales, económicas, sociales, etc., emigran internamente dentro de España a otras Comunidades Autónomas (CC.AA.) donde se hablan otros idiomas o lenguas aparte del propio castellano, como son el caso de Catalunya, la Comunitat Valenciana, Euskadi o Galicia. Por dar un ejemplo, al momento de realizar las oposiciones (conjuntos de pruebas hechas en España para optar a un puesto de trabajo en una entidad pública) en estas CCAA suele exigirse —y con justa razón— el manejo de la lengua cooficial de dicha comunidad bien sea catalán, valenciano, euskera o gallego.


Sin embargo, debemos revisar los apartados de la Constitución Española (CE) sobre esta cuestión:

“Artículo 3:

1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.


2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.


3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.”



Del cual podemos destacar dos cuestiones importantes:


1) En efecto, la lengua oficial del Estado, que debe ser conocida y hablada por todos los españoles —sin importar su lengua materna— es el castellano. Esto a razón de establecer un idioma común o puente entre todas las CCAA que conforman España. Constituye una especie de “idioma-puente”, para que todos los españoles puedan comunicarse sin mayores problemas.


Por otro lado, puede señalarse que ese “idioma-puente” no es un idioma “neutral” que puede ser aprendido en iguales condiciones por todos los españoles, ya que no es la lengua materna de todo el país. Algo parecido ocurre en Reino Unido, cuyo “idioma-puente” es el inglés, idioma materno de los ingleses, mas no de los escoceses, galeses o irlandeses. Es un punto medio de comunicación, pero no igualitario para todo el país.

Esto puede ocasionar una desigualdad o imposición de una lengua-cultura sobre el resto de la población. Es decir, “todos los españoles son iguales”, pero quienes conforman esta composición español-castellana tienen una significativa ventaja sobre el resto de los españoles no-castellanos. En consecuencia, cuando pensamos en España se puede a llegar a evocar únicamente la cultura castellana y su idioma.


2) “Las demás lenguas españolas serán también oficiales en sus respectivas CCAA”. Ergo, no existe algo como “el español” como lengua, sino el castellano, que, a fin de cuentas, por imposición política, cultural, costumbre y tiempo se ha ligado a lo que entendemos hoy como “español”. Ejemplo de esto se puede señalar en las políticas públicas durante las dictaduras de Primo de Rivera (1923- 1930) y luego Francisco Franco (1939-1975), donde se prohibió y persiguió el uso de otras lenguas españolas distintas del castellano.


Sin embargo, existen ejemplos que datan de más atrás, con la llegada al trono de los Borbones con el rey Felipe V, en siglo XVIII, donde se impuso el Decreto de Nueva Planta, que si bien no prohibía ni perseguía el uso de otras lenguas dentro de los reinos que conformaban la Corona Española —como era la Corona de Castilla y la Corona de Aragón—, buscaba ya una centralización de la Península Ibérica en torno a Castilla, como centro geopolítico del país hispano.


Aunque bien el constituyente hace del castellano el “idioma-puente" común entre españoles, también es cierto que en las otras CCAA no se hace un mínimo esfuerzo estatal de enseñar o promover las otras lenguas propias también de la cultura del país, sino que simplemente se reniegan a su esquina geográfica. Es decir, al español castellano no se le enseña el catalán, el euskera ni el gallego, y muchos menos estas culturas a nivel colectivo ni particular; mas sí al revés, al español no-castellano se le impone aprender el castellano y su cultura como la única. Esto puede llegar a ser perjudicial para España, porque, aunque a veces se trate de ver a las otras lenguas como una excentricidad o algo ajeno a “lo español”, lo cierto es que conforman gran parte de la riqueza hispana. Debería existir un esfuerzo en donde se intenten acercar las distintas culturas y lenguas de los pueblos de España.


Por el contrario, si se sigue adjudicando “lo español” como sólo “lo castellano”, resulta natural que sentimientos políticos y sociales de independentismo por parte de estas CCAA se avivan y refuercen. Así como es la Unión Europea un proyecto común para algunas naciones europeas, España debería ser un proyecto en común para todas las naciones españolas. Sin esto, difícilmente pueda mantenerse firme, con el paso del tiempo, en el que cada vez más españoles no-castellanos se desmarcan de España.


Un país de naciones


España, como país, no dista mucho socioculturalmente hablando de países como Reino Unido (UK), conformado por muchas naciones como la inglesa, la escocesa, la galesa y la irlandesa. Otros países europeos, como Bélgica, contienen en sí una variedad tanto lingüística como cultural, con la Región Valona (cuyos idiomas son el francés y alemán) y la Región de Flandes (cuyos idiomas son el flamenco y neerlandés). Asimismo, podría señalarse la problemática de Bretaña (región francesa), donde se habla francés y también bretón. O más al sur del país galo, donde se habla el occitano, o como con el País Vasco francés donde se habla minoritariamente euskera. Aunque en este último ejemplo, Francia no reconoce otra lengua oficial que no sea el mismo francés, a diferencia de la tierra española y belga.


Volviendo a la CE, el artículo 2 refiere:

“Artículo 2:

La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”


España como país se fundamenta en la unidad de todos los españoles, sin importar su origen, siendo esta la “patria común” e “indivisible” de todos ellos. Sin embargo, al mismo tiempo, este artículo de la CE sí reconoce a España como una nación de “nacionalidades”, que también lo integran.


Así España o “lo español”, como se ve y se señala, no es un concepto único, firme y concreto, sino más bien un conjunto de culturas múltiples, diversas y amplias que unidas conforman este país. Los lazos históricos, hechos y concretos, la unen, pero también es necesario en el presente y futuro los esfuerzos del Estado Central de ennoblecer, cultivar y promover todo lo español, sin distinción alguna. Al final, “españoles” son los castellanos, pero también los catalanes, los vascos, los gallegos, los valencianos, los aragoneses, los cántabros, los canarios, etc.


España más allá de lo ideológico


Por último, es importante puntualizar que esta diversidad española debe ser un tema que vaya más allá de una postura ideológica o una “agenda política A” en detrimento de una “agenda política B”. Es fácil caer en un relativismo político con estos temas, sobre si esta postura es más de izquierda y progresista, o más de derecha y conservadora.


No es contradictorio que un conservador pueda entender y respetar la diferencia cultural y lingüística de Euskadi, y, aun así, procurar por la unidad del territorio español. O que un socialista catalán, por ejemplo, necesariamente deba ser “antiespañol”. O que un liberal de Galicia pueda orgullosamente sentirse tan gallego como español a la vez. Sin embargo, cuando se intenta impulsar el aprendizaje, uso y extensión de las otras lenguas españolas, suele caerse en un debate pasional —mas no político— de una hipotética destrucción de España.


Para quienes reniegan de “España”, se debe señalar que es posible defender la unidad de esta sin ser nacionalista, fascista o franquista. Se puede ser patriota, y amar y comprender el conjunto de esa patria amplia, extensa y pluralista a la vez.


Cabe preguntarse si, ¿España está perdiendo la capacidad para oírse a sí misma? o ¿Alguna vez la tuvo? ¿Hay que redefinir qué es o qué se entiende por “español”? Sin duda alguna, los movimientos políticos, sin distinción de signo, que buscan una imposición cultural de una sobre otra, son quienes —si no se les para— ocasionarán un mayor daño a lo que vive actualmente la sociedad española. Y es que se puede hablar en euskera y no ser independentista, y muchos menos terrorista; se puede hablar en catalán y no ser separatista; se puede hablar en gallego y no odiar al país en su conjunto; y se puede hablar en castellano y no repeler a la otra mitad del país.


Un ejemplo de esto —sin querer entrar ni profundizar en el debate de la monarquía o la república—, es el actual rey Felipe VI, quien, como rey de todos los españoles, sin distinción alguna, habla euskera, catalán, gallego y castellano. Todas y cada una de las lenguas de los españoles. Ejemplo que, aparentemente, ha seguido y está siguiendo su hija y sucesora al trono de España, la princesa Leonor.


España —quizá hoy más que nunca— necesita que los españoles castellanos y no-castellanos consigan esa unión real y perdurable en la diversidad. Ya no basta con un idioma-puente, sino con acciones concretas que impulsen institucional, cultural y socialmente, así como con el castellano, las otras lenguas y culturas de este tan rico, variado y antiguo país del mediterráneo.



Bibliografía:


Constitución española; Senado de España, 2022: https://www.boe.es/boe/dias/1978/12/29/pdfs/A29313-29424.pdf#page=1

La represión franquista de la cultura catalana: https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/represion-franquista-cultura- catalana/20171121150851145531.html

https://www.lavanguardia.com/vida/junior- report/20201123/49555718362/cuales-eran-las-caracteristicas-del- franquismo.html

La represión de Primo de Rivera y franquista de la cultura vasca o euskera: https://mugakultura.eus/2017/05/29/hoy-80-anos-prohibieron-euskera/ https://personal.us.es/alporu/legislacion/orden_primo_rivera.htm

https://elpais.com/diario/2001/04/29/cultura/988495201_850215.html

La represión franquista de la cultura gallega “A represión franquista na comarca da Coruña”; Proxecto Nomes, 2011

DECRETOS DE NUEVA PLANTA

Los Decretos de Nueva Planta por Ramón Bonell

https://web.archive.org/web/20101004132811/http://www.uax.es/publicaciones/ archivos/SABDER10_001.pdf

La Nueva Planta en su contexto. Las reformas del aparato del Estado en el reinado de Felipe V Jean-Pierre Dedieu Maison des Pays Ibériques CNRS-Université Michel de Montaigne (Bordeaux III)

https://web.archive.org/web/20110706214623/http://ddd.uab.cat/pub/manuscrits/02132397n18p113.pdf

Sobre Bélgica

Christoph Driessen: Geschichte Belgiens. Die gespaltene Nation. Regensburg 2018 / "History of Belgium. The Nation Divided."

Sobre el catalán:

L'ONG del català - Generalitat de Catalunya

https://www.plataforma-llengua.cat/media/upload/pdf/the-catalan-language- en_294_11_2446.pdf


Sobre el euskera: https://elpais.com/diario/2003/12/30/paisvasco/1072816813_850215.html Núñez Astrain, Luis. “El euskera arcaico. Extensión y parentescos”, 2003

Sobre Francia: https://elpais.com/cultura/2008/06/16/actualidad/1213567210_850215.html

https://www.europapress.es/nacional/noticia-erc-ve-mala-noticia-academia- francesa-no-quiera-reconocer-catalan-euskera-espera-no-atienda- 20080617141831.html

Sobre el rey Felipe VI https://www.casareal.es/ES/FamiliaReal/ReyFelipe/Paginas/subhome.aspx “Felipe VI: Un Rey en la Adversidad”; José Antonio Zarzalejos (2021)

Sobre la princesa Leonor https://elpais.com/elpais/2019/11/05/gente/1572969489_577628.html



 

Leonardo J. Aristigueta (2000)


Doble Grado en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM)

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1 Comment


Estoy de acuerdo en valorar y respetar las costumbres de las regiones con toda la riqueza cultural que nos pueden aportar, pero ¿Por qué empeñarse en resaltar las diferencias? Hay que pensar en el volumen inmenso de personas que hablamos castellano. Es querer tapar el sol con un dedo que sea la segunda lengua más hablada del mundo tras el Chino mandarín. Según acabo de ver en la web, en 2022, somos 496 millones que según los catalanes debemos aprender catalán. Según los gallegos debemos aprender gallego. Según los vascos debemos aprender euskera. Y así también valenciano, el bable (del Principado de Asturias) ¿No son ganas de complicar el entendimiento? Son muchas más las cosas que nos unen que las…

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