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caracas crítica

Las Redes Sociales: entre lo político y lo religioso

Por: Edson Cáceres

Adolf Hitler por Heinrich Hoffmann


De la sospecha en la cultura

El desarrollo cultural masificado, proyecto y programa sociopolítico, fue aplicado en toda su fuerza y extensión bajo la teleología revolucionaria de la filosofía materialista (1). El horizonte cultural fungía, para Gramsci, como un eje revolucionario sobre el que se situaba la ideología. También, en la naciente URSS, el concepto conducente de la perspectiva cultural era el de Constructivismo:


“En octubre de 1917 la revolución Bolchevique se hizo con el poder político de una Rusia aristocrática y empobrecida. En medio de los estragos de una guerra civil, la promesa de una nueva república se percibía bajo la figura de una ‘construcción’ continua: sólo la voluntad humana, junto a sus capacidades de transformación de lo real, harían de la revolución de los soviets un modelo de vida nunca antes visto: una comunidad de iguales” (Borges, s/f).


El bolchevismo tenía como tarea indispensable que las masas se hiciesen de las herramientas intelectuales, equiparables a herramientas físicas –como los medios de producción–, a partir de las cuales pudiesen concretar definitivamente el comunismo, en su sentido material y espiritual. Así, ante esta necesidad acuciante, se impuso la tarea de alfabetización, fundamentada en la psicopedagogía moscovita, sostenida por el constructivista Vygotsky, siendo el lenguaje y la socialización determinantes en la psicogénesis infantil.


Las anteriores nociones se enmarcan en el enfoque de la lucha de clases, antítesis todas de la cosmovisión capitalista. El fundamento de esta dialéctica lo rastreamos en la visión ontológica de Spinoza, resumida y reforzada por Hegel en la máxima epistolar “omnis determinatio negatio est”: todo lo que es implica su negación.


En el mismo tenor de lo precedente y en primer lugar, con el giro copernicano de Kant supimos que la construcción del sentido y significado de las cosas –pero no las cosas mismas– es producto de nuestra conciencia con sus condiciones perceptivas. En segundo lugar, con Freud aprendimos que la conciencia no agota la forma en que representamos la realidad, ya que las categorías intelectuales no atrapan el flujo de todo lo que sucede en nuestro psiquismo. Por último, con Nietzsche constatamos que estamos sometidos no solamente a figuras concretas de dominio –amo a un siervo, burgués a un proletariado–, sino a una lógica superior de poder que se juega en múltiples niveles, muchos de los cuales son inconscientes y arcanos.



Lógica de la técnica comunicacional

Las tecnologías de la comunicación que son las Redes Sociales participan del proyecto de la socialización cultural masificada. En ellas son halladas e instrumentalizadas las dinámicas y contradicciones inherentes a las relaciones entre los hombres, todo ello bajo el criterio económico del rendimiento. El esteta y teórico del arte Juan Martín Prada (2011) nos lo explica:

“Con la expansión de los ‘social media’ el diseño de formas de relación humana ha devenido la base instrumental prioritaria de la nueva producción económica. En este nuevo modelo de negocio, el característico de la llamada ‘Web social’, producción económica y producción de experiencia social y afectiva coinciden, fusionándose y conformando un todo integrado”


“[…] Las interrelaciones afectivas y vitales en general se han vuelto directamente productivas, al ser radicalmente parasitadas por las grandes corporaciones de las telecomunicaciones. Se trata de la progresiva conformación de un Sistema-red en el que producción de vida social y producción económica son ya indistinguibles e incluso intercambiables. En este contexto, los poderes económicos no intentarán fundamentar ya sus privilegios en la explotación de los sujetos como fuerza de trabajo sino en la cada vez más lucrativa regulación de sus formas de vida y de sus dinámicas vitales e interacciones personales y afectivas, de sus hábitos y formas de relacionarse, de su estar-con-otros. Se ha ido desarrollando así un sofisticadísimo modelo de negocio definido sobre todo por un fabuloso dominio de estrategias y dinámicas biopolíticas, y en el que las relaciones económicas no son separables ya de las personales y sociales” (p. 1).


Que haya un rendimiento económico sobre la esfera emocional-afectiva es lo que Prada (2011) denomina Capitalismo afectivo, “el éxito de las redes sociales en Internet está basado en la creación de territorios afectivos, de entornos cargados de expectativas de socialización” (p. 2). Afectos insertos en la proximidad, cercanía y contigüidad, generan el fenómeno de la identidad, el espíritu gregario de pertenencia, estimulando la dinámica del deseo y los flujos del inconsciente. Con las RR.SS. lo que se busca es pertenecer, en tanto los usuarios de las mismas son los productos –de los cuales se extraen réditos–, capitalizándose el inconsciente.


No en balde se posibilita y facilita la reproducción o poiesis de contenidos con alcance masivo, el retratamiento de materiales audiovisuales, actividad denominada sampling: “la apropiación, la repetición, el estereotipo, animados siempre por el placer que emana de la manipulación del cliché usado […]; hacer ‘sampling’ consiste siempre en efectuar movimientos seriales de desligamientos, superposiciones y variaciones entre los elementos apropiados” (Prada, 2009, p. 2).


En este sentido, el comportamiento del internauta, abstraído del copyright y cercano al mix, a la mezcla, a la producción sobre lo producido, tiene como antecedente explicativo las dilucidaciones de Walter Benjamin (2003) respecto de la obra de arte como actividad de masas, estando esencialmente soslayada por la reproductibilidad técnica. Haciendo ver, asimismo, la estrecha relación existente entre el deportista, la estrella de cine y el político, cuyos desempeños son exhibidos y calificables:


“Los parlamentos se vacían junto con los teatros. La radio y el cine no sólo transforman la función del intérprete profesional [actor], sino igualmente la función de aquel que, como lo hace el hombre político, se interpreta a sí mismo ante estos medios. El sentido de esta transformación es el mismo en el intérprete del cine que en el político, más allá de la diferencia de sus tareas especiales: persigue la exhibición de determinados desempeños que ahora son comprobables e incluso asumibles, bajo ciertas condiciones sociales, como aquellos que el deporte promovió antes bajo ciertas condiciones naturales” (p. 107).


Si “en la política es notoria la transformación debida a la técnica de reproducción” (Benjamin, 2003, p. 106), no debe parecernos extraño que la actividad del político y su estrategia comunicacional, cuya presencia no se ubica ya solamente en los medios tradicionales, se interseque con la pujante actividad del influencer y su viralidad en las redes sociales, “de forma que todos los elementos de la cultura y sus acontecimientos, archivados digitalmente, se nos ofrecen como un muestrario en el que el [sampler] –político o internauta politizado– va a elegir algunos, para recombinarlos, generando nuevas conexiones, diferentes encuentros” (Prada, 2009, p. 2)(2).



Entre lo político y lo religioso

Las emociones o afectos que se despliegan y se usufructúan con el uso de las RR.SS, al servicio de la influencia y dominio político, como vimos anteriormente, son las mismas que aparecen en el fenómeno religioso, pudiéndose explicar de este modo la omnipresencia articuladora que tienen las redes en nuestro día a día, al operarse en sus usuarios el encanto numénico.


Por una parte, sabemos que política y religión, desde las investigaciones de la modernidad, se caracterizan por la potentia: son esferas que, materialmente, buscan dominar y controlar el ámbito humano, lo político por la fuerza, la religión por la convicción, más allá de la diferencia de sus objetos formales –lo divino y la relación amigo-enemigo (Schmitt dixit)–. María Eugenia Cisneros (2022) y Nicolás Ordóñez y Reyes (2022), respectivamente, nos lo aclaran:


“La religión cohesiona y estructura el sistema político, es el arma que logra pacíficamente el convencimiento y la obediencia al poder. En manos del soberano la religión le posibilita hacer creer a los súbditos que las decisiones tomadas son para su conveniencia. La religión es un ámbito de poder. Uno de los más peligrosos […]. La religión es un poder cuya finalidad es el control y dominio de los hombres por los hombres. La función política de la religión consiste en convertirse en una religión civil que el Estado impone a los hombres”.


“La religión civil es, pues, el ente generador de la moralidad para el Estado moderno; contiene elementos secularizados de la propia teología cristiana –especialmente su naturaleza salvífica al adherirse a ella, y es imitativa de la teología cristiana al ser esta parte del mito que estuvo presente durante los sucesos violentos de toda revolución– y demanda formas imitativas de actos litúrgicos –ceremonias de posesión presidencial–, mandamientos –constitución– e incluso pecados –cualquier acto que denigre los símbolos nacionales, o la oposición directa al régimen vigente–. Adherirse a la constitución de una república revolucionaria demanda reconocer la legitimidad de la religión civil, y participar en el escenario electoral y democrático no es más que una profesión de fe por el sistema republicano que se ha impuesto en un país”.


Por otra parte, de las múltiples emociones a través de las cuales el dominio es posible y sostenible en el tiempo, puesto que la potencia apunta a ser permanente, destacan el miedo y la esperanza en tanto afectos usados indistintamente por el político y por el religioso: miedo al castigo y/o esperanza de una vida mejor, ora en lo terreno, ora en lo escatológico. El Menelao sofocleo arguye:


“Es de un hombre vil el negarse siempre a cumplir los mandatos de aquel que darlos puede. Jamás una ciudad bien regida estará si no hay temor en ella, ni pueden los ejércitos con sabia disciplina ser gobernados bien sin el miedo y respeto que les dan su vigor. Debe el hombre saber que, por grande que sea su cuerpo, un leve mal podría derribarle; y aquel en quien se den la vergüenza y temor puedes estar seguro de que a salvo se encuentra; mas, si todos abusan y hacen lo que ellos quieren, créeme, tal ciudad pierde temprano o tarde el viento favorable de antaño y se va a pique. Que exista en todos algo de miedo es conveniente” (Ayante, 1071-1084).


Continuando, la legalidad en un sentido moderno se comprende, de manera explícita, como un código de dominación, ya que “para que los hombres puedan vivir concordes y prestarse ayuda, es necesario que renuncien a su derecho natural y se presten recíprocas garantías de que no harán nada que pueda dar lugar a un daño ajeno” (Spinoza, 2009, p. 327).

“De acuerdo con esa ley podrá establecerse una sociedad, a condición de que ésta reivindique para sí el derecho, que cada uno detenta, de tomar venganza, y de juzgar acerca del bien y el mal, teniendo así la potestad de prescribir una norma común de vida, de dictar leyes y de garantizar su cumplimiento, no por medio de la razón […], sino por medio de la coacción. Esta sociedad, cuyo mantenimiento está garantizado por las leyes y por el poder de conservarse, se llama Estado, y los que son protegidos por su derecho se llaman ciudadanos” (Spinoza, 2009, pp. 327-328).


Para Spinoza (2009) el miedo y la esperanza desde lo político y lo jurídico adquieren la forma del delito y el mérito, el primero es “una desobediencia castigada en virtud del solo derecho del Estado” (p. 328), mientras que “la obediencia es considerada como un mérito del ciudadano, pues en virtud de ella se le juzga digno de gozar de las ventajas del Estado” (p. 328). El ciudadano teme al delito y espera merecer, pero no como un acto de razón, entendiendo que vivir bajo leyes comunes es racionalmente conveniente, sino en virtud de la distancia aurática que supone el respeto hacia lo político, uniéndose o coordinándose de manera patente el orden afectivo o emocional y el orden político-jurídico, religioso, generando una moralidad particular: esperanza-mérito-bondad y miedo-castigo-maldad. El dictum del político esencialmente reprocha o alaba, vitupera o encomia, caracteriza lo sagrado y lo profano –en la religión civil, según Ordóñez y Reyes (2022)–, ya que su posición lo sitúa encima y a distancia de la ciudadanía.


Empero, lo que hemos sostenido se manifiesta opuesto al comportamiento observado en la virtualidad de las RR.SS., ya que la lógica de la técnica comunicacional de las mismas, sus códigos, formas y finalidades, su algoritmo, desacralizan las estrategias comunicacionales en política, puesto que el engagement obliga a que los actores políticos se muestren como internautas o influencers, asumiendo las tácticas de viralización a través de tendencias, cuya única finalidad es el alcance y consumo del contenido, cual dominio de la presencia –o presencia del dominio–.


Hacemos notar respondiendo a lo precedente que, de las categorías axiológicas religiosas –lo sagrado y lo profano– se transita a las categorías estéticas de lo sublime y lo ridículo. La ridiculización es una forma silente de prescripción, es parte del uso de la esfera emocional-afectiva en las plataformas virtuales de socialización, aprovechadas por lo político, entendiendo todo esto bajo la estetización de la política. Un ejemplo notable es el tuit (3) de la embajada de Rusia en Sudáfrica del 16 de febrero de 2022, en respuesta a los medios informativos occidentales al supuesto ataque ruso a Ucrania proyectado para ese día; el uso memístico de John Travolta en su personaje de Pulp Fiction ridiculizó la grave carga semántica del mensaje en el horizonte geopolítico, ante los umbrales de una guerra.

Concluimos que, ulterior a cuatro Revoluciones Industriales, la tecnología de las comunicaciones reafirma, sostiene, reproduce y condiciona la esencia del poder en dos de sus esferas, la política y la religión, sofisticando la dominación, ejemplo de lo cual son las RR.SS., frente al mitema del progreso, con sus vetas nihilista y atomizante, muy en contravía de lo que en pleno siglo XXI puede parecernos.


Referencias

  • Benjamin, W. (2003). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. México, D.F.: Itaca.

  • Borges, E. (s.f.). Ródchenko: revolución y comunidad fotográfica. Caracas. Obtenido de https://www.fundacionsalamendoza.com/post/featured-article-revolucion-y-comunidad-fotografica

  • Cisneros, M. E. (Agosto de 2022). Estado e Iglesia en la Nicaragua de Daniel Ortega. Revista Ideas(12). Obtenido de revistaideasve.com/estado-e-iglesia-en-la-nicaragua-de-daniel-ortega/

  • Ordóñez y Reyes, N. (24 de Enero de 2022). Aporía de la religión civil (I). Medellín, Colombia. Obtenido de periodicolaesperanza.com/archivos/10141

  • Prada, J. M. (2009). Sampling-Collage. Revista EXIT.

  • Prada, J. M. (2011). ¿Capitalismo afectivo? Revista EXIT Book(15).

  • Sófocles. (2011). Tragedias. Barcelona: Austral.

  • Spinoza, B. (2009). Ética demostrada según el orden geométrico. Madrid: Tecnos.


Notas


(1) Karl Marx en las Tesis sobre Feuerbach dice: “[III] La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad […]. La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria”, obtenido de https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/45-feuer.htm#topp


(2) El periodista político Raúl Castillo (2022) reflexiona de forma aplicada lo que nosotros hemos teorizado en The Ultimate Political TikTok Handbook, siendo la presencia de las redes sociales determinante como parte de la comunicación política. Su artículo puede consultarse en https://www.caracaschronicles.com/2022/08/04/the-ultimate-political-tiktok-manual/


(3) Consúltese https://twitter.com/EmbajadaRusaES/status/1494062937861984269?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1494062937861984269%7Ctwgr%5E5eab7514c42e06dc9d84bfa9e3cce80de3afc419%7Ctwcon%5Es1_c10&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.publico.es%2Ftremending%2F2022%2F02%2F17%2Frusia-echa-mano-de-la-guasa-para-mofarse-de-la-histeria-belica-de-occidente%2F



 

Edson Aldair Cáceres Zambrano


Estudiante de Educación mención matemáticas de la Universidad de Carabobo.

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